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Mostrando entradas de septiembre, 2010

La paradoja de la transparencia

De un tiempo a esta parte, venimos escuchando voces a favor de la transparencia, de la visualización y acceso a la información pública, de la participación en suma de la ciudadanía en los quehaceres públicos con la esperanza de que así, con la aportación de todos, los servicios administrativos mejoren en calidad y eficiencia. Algo en esta línea ya se ha avanzado, y así por ejemplo en Gobierno Vasco se han puesto en marcha iniciativas interesantes como OpenData o Irekia; sin contar con los innumerables blogs y entradas en Facebook, Twitter y demás redes, de esta y de otras administraciones, donde funcionarios y cargos públicos dan a conocer sus opiniones y los logros de sus áreas de trabajo, favoreciendo el intercambio de experiencias y opiniones. Enriquecedor sin duda, y de gran interés para quienes como yo, disfrutan de su trabajo más allá de las ocho horas preceptivas, y bucean en las redes por el simple hecho de aprender, como una ciudadana más, ávida de conocimiento y de mejora c

El tupperware

Como Leire está en la guardería, y tengo que pasar a recogerla a las 15.30, me he sumado a la masa de trabajadoras y trabajadores que diariamente desempaquetan sus tupperware en los comedores de la oficina para degustar "comida casera". Aunque llevo poco tiempo en esta situación, y lo cierto es que no dispongo de mucho ídem mientras como, ya que el requeteídem apremia que da gusto y casi ni me siento para llegar a Castro on time (A-8, recuerdo...), he podido realizar un análisis del personal cuando se sienta frente a frente con su tupperware. En primer lugar, yo me imaginaba un espacio con trajín de microondas, gente que se levanta al fregadero, gente que se acerca a la máquina de café. Eso, con bullicio. Y ahí no me he equivocado. Pero me lo imaginaba con un bullicio digamos que divertido, digamos que el que se supone que hay en esa hora escasa de asueto y despendole antes de volver al tajo. Nada más lejos de la realidad. Para empezar, cuando llegas e intentas buscar u

El abuelo ye-ye

Hoy tenía que vacunar a mi hija, y como no es plato de gusto verle llorar solita, y como además se mueve como una lagartija y necesito apoyo logístico, ha venido mi padre desde Getxo, en periplo inenarrable (metro Bidezabal-San Inazio-Cruces+autobús Cruces-Castro Urdiales= más de una hora...). Anacleto nunca falla, que diría él. El momento-vacuna lo hemos solventado con éxito, Leire ha lloriqueado justo en el pinchazo, pero luego se ha quedado tan pancha. Y pienso que si los adultos supiéramos proporcionar así de bien nuestros sentimientos, y ajustarlos a la realidad de las cosas y sin exagerar, mejor nos iría. Pero ese es otro tema. Después hemos ido a un bar para dar la merienda a la peque. Le hemos puesto el babero, y mi padre la ha sentado en sus rodillas mientras yo le daba las cucharaditas sin piedad (aunque hay que decir que ella tampoco hace ascos, de hecho es la reina del momento-puré en la guardería). Para amenizar el instante, mi padre tarareaba, incluso canturreaba, las

Mi experiencia con los minerales III

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Así fueron pasando las horas, y aquello parecía no tener fin. Bajo un sol de justicia, y con el machacón repiqueteo de los piquitos de ambos dos en diferentes puntos del escenario de trabajo, andaba yo de un lado para otro, comiendo mi manzanita, buscando un lugar donde poder mear tranquilamente (misión esta harto imposible, ya que el tipo parecía un enano saltarín y allá donde fuera, allá que me lo encontraba pico en ristre, incansable el tío). Comencé a sentir una irrefrenable fijación por mi reloj de pulsera. Ya que no daba crédito a mis ojos, más de las cuatro de la tarde, y los dos tíos de un lado para otro, intentando sacar algo de provecho entre aquella cantidad de mierda, ¡¡y sin comer!! Yo es que ya no aguantaba más, mi aguante de recién casada tenía un límite. Así que ahí me acerco a Agus, y como que no quiere la cosa, le informo convenientemente de la hora. El tío me mira sorprendido, y parece como que sale de un letargo y la panza le empieza a crujir. "Pues sí, habrá q

A mí no me da de comer

Dice nuestro ínclito presidente del Gobierno Español, que el parado que se forma no está parado, porque está trabajando. Que se ha dado cuenta con la crisis que la formación y la innovación son fundamentales. Y que la protección social se tiene que enfocar al trabajador. Yo me pregunto si estas profundas reflexiones las ha obtenido tras una concentración sesuda digna de obtener un honoris causa en la Universidad de Villarriba, o sin más ha sido lo primero que se le ha pasado por la cabeza cuando se han juntado todos en esas reuniones tan chupis que salen en la tele, ya sabéis, las que hacen sobre mesa de cristal, con cafecito y bollitos recién horneados. Porque es que a mí, un suponer, si estuviera en el paro y tuviera que hacer uno de esos cursos tan interesantes del INEM (ya sabéis, uno de esos que te reciclan tanto que parece que has pasado por Corporación Dermoestética), vamos, si vuelvo a casa con esas carpetitas tan monas que te dan, pues sí, son monas, pero Leire, mi hija, q

Junta Abierta de Getxo Blog

Hoy he asistido a la novena junta abierta de la asociación de bloggers de Getxo ( Getxoblog ). Como siempre, Agus y yo hemos tenido que coordinarnos para poder acudir, y no trastocar demasiado los horarios de la niña, particularmente sensibles en estos momentos con su reciente estreno en la guardería. Me ha sorprendido gratamente la nutrida presencia de asistentes, a muchos de los cuales aún no conozco (tengo que ir más veces). De todo lo que se ha hablado hasta la hora en que me he marchado (Leire obliga), me ha parecido sumamente interesante la propuesta de realizar una mesa de mujeres bloggers con influencia en Euskadi, dentro del segundo encuentro de bloggers de Getxo, previsto para el sábado 30 de octubre en el Conservatorio de Música de Las Arenas (Getxo). No me cabe duda que será un punto de partida para organizar monográficos sobre este tema, y que seguro concita el interés y la participación de un nutrido grupo de personas. Ahora sólo nos queda formalizar la asociación, y

La transparencia

Nunca dejo de sorprenderme en mi vida profesional. Y no voy a contar nada nuevo, pero me ha llamado la atención cómo, con ocasión de la preparación de una oferta, está saliendo a la luz el verdadero quiz de la cuestión cuando se trata de implantar sistemas de información. Y es que resulta que oh sorpresa, el cliente quiere transparencia en el servicio. Que está muy bien todo eso del último grito en tecnología, aportar equipos de técnicos superexpertos en tal o cual lenguaje. Pero que si se queda ahí, y el usuario permanece fuera, pues como que mal. Porque al final los supertécnicos se van con su megalenguaje a otra parte, y los usuarios se quedan con el pastel (a la sazón, la aplicación de marras), muchas veces sin saber por dónde hincarle el diente. Y claro, se pasa de fecha y queda en el olvido, casi casi sin estrenar. Me llama la atención que a estas alturas, reflexiones de este tipo se consideren relevantes y novedosas. Porque a mi juicio, desarrollar aplicaciones informáticas

Mi experiencia con los minerales. Capítulo II

Total, que al día siguiente allí estábamos los dos como un par de campeones, frente a la casa de nuestro "amigo", equipados hasta las cejas: por un lado, la mochila con la comida. Por otro, el material para extraer el material. Que no os lo he contado, pero cuando vamos a buscar pedruscas, mi marido lleva más equipo que Juanito Oyarzabal cuando sube al K-2: el pico, el mazo, el cincel, el papel de periódico para guardar los hallazgos (yo los leo y releo en mis ratos de aburrimiento), las gafas protectoras que no se pone, las gafas de cuando estudiaba en la Uni en plan UnDosTrés y que son las que se pone para proteger, los guantes de protección que empezó a ponerse cuando pensó que le había picado una víbora (y en realidad era una hierbecita. El tema es que a mí casi me da un infarto del susto. El directo es lo que tiene), restos de pedruscas de viajes anteriores, y polvo, muuucho polvo en las mochilas. En total, tres mochilonas, más los bastones de montaña. A todo esto lleg

La avaricia rompe el saco

La crisis económica y social que atravesamos actualmente parece que está sirviendo para que algunos se lucren a costa de otros. Con esto no digo nada nuevo, ni tampoco representa nada que dé relevancia o haga especial esta crisis frente a otros procesos de cambio padecidos a lo largo de la historia. Sin embargo, es algo que me enerva y me enciende, especialmente cuando se nos engaña con publicidad mentirosa o cuando menos, amparada en falsas verdades o en verdades parciales. El Circo Mundial ha acampado en Bilbao con ocasión de la Aste Nagusia, y mañana domingo 5 de septiembre, mi marido y yo llevamos a nuestra sobrina de cuatro años a la sesión de las 12 horas. Podéis imaginaros la ilusión que nos hace. Entre otras cosas, la decisión la tomamos a raíz de los atractivos "precios anticrisis" que se anunciaban en todos los medios de comunicación: 10 euros los adultos, 8 euros los niños. Lo que se les olvidó comentar fue: 1. Que esos precios son únicamente para las sesiones

La administración y los sistemas de información

Con sumo interés he leído el post de Alberto Ortiz de Zárate sobre la administración y la necesidad de programadores , y especialmente la avalancha de comentarios suscitados en torno al mismo. El debate que se ha generado creo que debería ser una llamada de atención tanto para la administración pública como para las empresas que día a día trabajan estrechamente con ella para disponer de sistemas de información innovadores, eficaces y capaces de prestar un servicio de calidad a la ciudadanía. Desde hace ya varios años, trabajo intensamente en diversos proyectos en el sector público, en concreto en Gobierno Vasco. Durante todo este tiempo, una de las líneas de actividad por la que se ha apostado por parte de nuestro equipo de trabajo, ha sido trabajar codo a codo con el personal técnico afectado por el desarrollo de los sistemas contratados. Ese "trabajar codo a codo" no se ha ceñido tan sólo a las ya habituales tareas de análisis, programación, implantación, y reuniones con

Mi experiencia con los minerales. Capítulo I

A mi marido le gustan los minerales. Podía gustarle el fútbol, el mus, la caza o el piragüismo. Pero no. A mi marido le gusta entrar en minas y/o en canteras abandonadas (o no, que no sé qué es peor), mazo en mano y casco en cabeza, e intentar birlar alguna muestrita de pedrusco digna de exponer en su colección o de vender por eBay para continuar con la afición. Yo no tengo nada en contra de este hobbie. Cosas más raras se han visto y al fin y al cabo, tiene un alto valor añadido: el contacto con la naturaleza es cuasi permanente, se alcanza un grado de conocimiento de la geografía política española que ya quisiera el de “Un país en la mochila”, y con un poco de suerte, se consigue superar el momento bocata y se degusta la comida propia de los alrededores (una de las pocas razones buenas para acompañarle). Fuera parte de las dudas que me surgen cuando acompaño a mi marido en estas incursiones mineras (por ejemplo, qué pensarán los mineros de verdad de esta gente que entra en sus lug