Comunicar Europa: ¿reto imposible?



Hace unos días he leído un interesante post escrito por Christos Mouzeviris en su blog The Eblana EuropeanDemocratic Movement, acerca de los nuevos canales y plataformas para construir una sociedad civil europea. Un post que enlaza con el anuncio por parte de la representación en España de la Comisión Europea de la I Jornada de ComunicaciónDigital Europea, y que tiene el objetivo de charlar sobre cómo las instituciones públicas se están relacionando con la ciudadanía y ver cómo mejorar la manera de conectar con ella en el contexto europeo, y en particular en vista al debate sobre el futuro de Europa y las elecciones europeas de mayo 2019.

Europa se puede y debe contar por Internet. Es una realidad

Por mucho que pese a algunas personas, internet y las redes sociales se han convertido en una herramienta para exponer nuestros puntos de vista. En todos los ámbitos. También en el europeo. Con los beneficios y los riesgos que ello comporta. En la actualidad existen muchos grupos por ejemplo en Facebook, donde las personas que queremos debatir sinceramente sobre el proyecto europeo, como utopía, desde su esencia, encontramos un espacio para compartir ideas, experiencias, opiniones. Propiciamos de esta forma espacios de debate y también, somos el germen de iniciativas y proyectos que a la larga siguen buscando ese propósito de difundir la idea esencial de Europa (esa que cada vez queda más lejos), y procurar recordar lo que significa, en su origen, la ciudadanía europea.

Este primer peldaño tiene que completarse ahora con la interacción de las instituciones y organizaciones europeas, favoreciendo plataformas participativas donde la transparencia y la gobernanza sean una realidad y exista, por fin, un diálogo bidireccional entre ciudadanía y administración.

Transparencia, participación, gobernanza... ¿llega o no llega?

Confieso que personalmente es algo que me cuesta visualizar porque, por mucho que nos hablen de transparencia (y ciertamente estamos ahora inundados de datos), creo honestamente que nos queda camino por recorrer, tanto a la clase política y a las instituciones de nuestras administraciones para dar carta de naturaleza a esa transparencia y no quedarse en la superficie; y también a nosotras y nosotros, a la ciudadanía, que necesitamos un ejercicio pedagógico al que no estamos acostumbrados y al que en algunos otros blogs ya me he referido. Porque esto de interpretar los datos, de ejercer la participación, no lo tenemos interiorizado en nuestro haber de ciudadanos/as. Y esto pasa también con las instituciones europeas, aún más agudizado por esa lejanía, esa niebla burocrática densa e impracticable, que crea una brecha casi insalvable.



La Unión Europea se pone las pilas presa del oportunismo de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, acuciada por escenarios políticos en algunos Estados miembros que no son nada alentadores, y la necesidad urgente de poner sobre la mesa su proyecto de futuro para el continente, y hacerlo atractivo y cercano a las personas que construimos los pueblos de Europa. No debe ser flor de un día, debería ser el comienzo de una acción transversal continuada.

Por ello creo que las personas que creemos en el proyecto europeo en su esencia, las organizaciones que dicen querer impulsar el debate y la construcción de una ciudadanía europea, están llamadas a colaborar, desde todos los canales, para todos los públicos, sin menospreciar ninguna vía de alcance. No es tiempo de buscar prestigios personales. Es tiempo de actuar, de comunicar, de colaborar.

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