¿Hora de ponerse las pilas?

Hoy he pasado el atasco matutino escuchando los resultados del informe del Defensor del Profesor, creado ya unos cuantos años para eso, para defender a los profesionales del ramo, que por lo visto lo pasan cada vez peor en las aulas, y fuera de ellas, a manos del alumnado y los progenitores de esta "casta" (ahora que está tan de moda).

A continuación, nos han ofrecido un revulsivo radiofónico, la celebración de un nuevo encuentro de la Fundación "Lo que de verdad importa", que no conocía pero que me ha parecido de relativo interés por su objetivo, aunque no sé realmente el alcance, ya que de primeras me ha dado un tufillo no sé, como sesgado.

Y ahora que ya es hora de colchón más que de ordenador, acabo de leer un interesante artículo de Jose Antonio Marina donde se nos insiste, una vez más, en la necesidad de no tratar a los adolescentes como niños, e imbuirles, como no puede ser de otra manera, de las habilidades que forman parte de su adn, y que están ahí esperando a ser recuperadas y exprimidas.

Diréis. Pues vale, ¿y?



Pues que todo está relacionado. Que nos echamos las manos a la cabeza porque hay padres, madres, alumnos y alumnas que amenazan y/o lastiman a sus profesores. Y que nos quejamos porque este roba, y el otro, y el otro, y el de más allá. Pero no pasa de la queja. Tal vez, no queramos reconocer que esto es un lastre que tiene un fondo en lo más hondo de nuestra sociedad, y que para resolverlo hay que trabajar unos valores fundamentales de participación, compromiso, respeto, emprendimiento, cooperación, pensamiento crítico... que dónde los habremos dejado, sobre todo con la que está cayendo, con las prisas que tenemos...

Tímidos encuentros anunciados a bombo y platillo como el de mencionada Fundación, o artículos como el de Marina no dicen sino verdades de Perogrullo, de puro sentido común. Pero algo está fallando cuando nos las tienen que recordar todos los días.

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