La perversidad de la comunicación
De un tiempo a esta parte vengo recibiendo en mi cuenta de Whatsapp un sinfín de fotografías, videos, y otros runrunes varios de los que circulan por la red. La mayoría de ellos son tonterías, o chistes fáciles de esos que los españolitos de a pie hacemos tan bien y tan rápido, no sé si como una manera de reír por no llorar, o porque nuestra capacidad de indignación no tiene más válvula de escape. Tan poco da de sí este modelo social y educativo que nos ha adormecido y acostumbrado a esta zona de confort donde tan bien vivimos, en nuestras miserias y nuestras pequeñas glorias, en nuestras tertulias de café, donde levantamos la voz porque fuera de la taza nadie más nos oye ni se molesta... El último de ellos ha sido uno referente a la inmigración. Muy acorde con los tiempos, cuando un señor que se dice alcalde de los vitorianos, se ha alzado como adalid de la transparencia en la gestión (insisto, acorde con los tiempos. Es ironía, aviso), avanzando modelos de control inauditos, que ya...