Escuela de Princesas

Con esto de la próxima boda real en el Reino Unido, se ha dado a conocer la existencia de una escuela de princesas. Sí sí, habéis oído bien, una escuela donde se enseña a las niñas las artes y secretos de la vida principesca. En las imágenes de televisión se las veía muy aplicadas aprendiendo a servir té, practicando reverencias frente a una profesora con una careta de la reina de Inglaterra, o poniéndose la coronita.

Lo cierto es que hay gente por ahí que conoce la psique humana hasta extremos imprevisibles, y de esta forma los creadores de este negociete se forrarán a costa de la estupidez del género humano, que cada día se supera para sorprenderme. Y es que el cursito de marras cuesta la friolera de 3.000 euros.

Conocer esta noticia, absurda pero preocupante a la vez, se suma a la lectura del libro "El Vendedor de Sueños", de Augusto Cury, que nos invita a reflexionar sobre la sociedad actual y nos propone una nueva visión de la vida, basada en los sueños, la ilusión, el respeto y la cooperación con los demás. En este libro, la sociedad actual se define como una gran hospicio global, donde cada uno va a lo suyo, cegado por el consumismo, las necesidades creadas y el afán de reconocimiento y superación, olvidando a nosotros mismos como personas.

Sin duda, esta Escuela de Princesas forma parte de este hospicio, y nos sume aún más en este mundo del todovale, del éxito fácil, del individualismo. Hubiera sido mucho mejor para la sociedad, aunque por supuesto menos o nada lucrativo para los creadores de este negocio, montar alguna historia para que nuestros peques se formen en el arte de soñar, jugar por el mero placer de hacerlo, imaginar, inventar, ser creativos, disfrutar con los demás, compartir, amar la naturaleza, descubrir. A lo mejor incluso todo esto podría tener rendimientos lucrativos para el género humano, quién sabe.

Por otro lado, ya no voy a entrar en el tufillo machista del invento, que retorna a las catacumbas del "cómo colocar bien a mi hijita" (aunque sinceramente insisto que más que machismo, es estupidez humana del siglo XXI). Y ya por seguir profundizando en las artes de esta Escuela, digo yo que lo que le falta es un buen Master sobre cómo engatusar al Príncipe. Más que nada por rentabilizar el gasto. Porque de todas las que participen en el curso, sólo una será princesa. ¿Y el resto?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mi experiencia con los minerales. El desenlace.

A las ocho de la tarde

II Encuentro de Bloggers de Getxo