¿CEAR en crisis?

Asisto con estupefacción, pavor e incredulidad a una sucesión de correos electrónicos donde mis compañeros de CEAR Euskadi, entidad con la que llevo colaborando en la medida de lo posible desde el año 2004, denuncian una serie de acciones tendentes al expurgo de líneas de actuación y de pensamiento, entiendo que no muy en sintonía con la política de nuestro ínclito Presidente del (des)Gobierno Español. Acciones que, de seguir así, muchos consideran que llevarán a la tumba a esta organización.

Por situarnos un poco, voy a explicar qué es esto de CEAR. Tal y como aparece en su web, es una organización no gubernamental fundada en 1979, de acción voluntaria, humanitaria, independiente y plural. Su objetivo es el de trabajar junto a los ciudadanos por la defensa del derecho de asilo.

CEAR está inspirada por un profundo respeto por valores como la justicia, la solidaridad, la libertad y la igualdad. La defensa de estos principios constituye nuestro principal patrimonio y es la motivación esencial de nuestro trabajo
.

Pues bien, parece que estos principios se están convirtiendo a marchas forzadas en papel mojado. O al menos eso es lo que parece deducirse de la situación a la sus jerifaltes están abocando a la organización. Y es que desde hace un tiempo,se han producido una serie de extinciones de contrato, que más que por razones económicas dejan escapar un tufillo a venganza política para dar un palo a aquellos que se opusieron contra la reforma de la Ley de Asilo y la Ley de Extranjería promovida por nuestro chupigobierno.

A estas alturas de la película sería ingenuo suponer que en estas organizaciones hay un halo protector contra la pobredumbre y la inquina asociada a las luchas de poder, y a la política, en el sentido en el que lamentablemente se entiende y se practica desde hace ya bastantes años. No, no soy una ingenua, y luchas internas siempre ha habido, supongo que en CEAR como en cualquier otra organización. También está claro que los recortes sociales afectan a todos, y las ONG's quedan particularmente tocadas, de manera que el recorte es doble, porque nos quedamos sin dinero, sin ayudas, y sin toda esa gente que tanto hace por nada. (Inciso: luego se sacan la foto por el Día del Voluntariado. En fin, que me pongo malita).

Pero de ahí a la supuesta caza de brujas a la que parece que está sometida CEAR, creo que hay un abismo. Tanto más si, siendo esto cierto, procede de quien procede, de un gobierno que se etiqueta como socialista. No hay solidaridad, ni respeto a los derechos, desde el momento en que no parece existir ánimo ni voluntad por buscar soluciones alternativas a una situación de por sí difícil.

No hay pluralismo, ni libertad ni igualdad, cuando se pretende tapar la boca de los pocos valientes que en este país se atreven a quejarse, a comprometerse, a salir a la calle para protestar y reclamar un mundo mejor para todos (insisto, para TODOS). Porque la calle está para algo más que para hacer botellón o para celebrar el Mundial.

Me resisto a creer que CEAR pueda desaparecer. No puede ser. No me lo creo. Es más, es absolutamente imposible. Porque el espíritu, la impronta y el crecimiento personal que ha inspirado a todos y cada uno de quienes participamos o hemos participado de su saber hacer, como usuario o como voluntario, no se acalla con patadas, con finiquitos ni con hipocresías. Porque lo que CEAR ha construído nadie lo puede parar. Y surgirán muchas otras CEAR, de la mano de todos los que estuvimos o estamos en ella.

Ánimo.

Comentarios

a las pruebas me remito ha dicho que…
Hace años que colaboré como voluntario en Cear ayudando jurídicamente a esas personas que lo necesitaban. Lamento por ello todo lo que según describes, está ocurriendo en esta organización que me ha dejado grandes recuerdos.

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