Estereotipos

Como ya comenté en el post que escribí ayer, aprovechando la fiesta del 1 de mayo hemos pasado unos días en el valle del Saja-Nansa, en Cantabria. Un lugar muy recomendable para los amantes de la montaña, del senderismo y el sosiego. Y también para los forofos del cocido montañés, chuletón y demás delicias tan saludables.

En el momento de saldar nuestra cuenta en la casa rural en la que nos alojamos, salió el tema de la gripe porcina-gripe mexicana-gripe A (ándele, que viva el marketing), y cómo al final, los países más pobres eran los que siempre se llevaban la peor parte, o estaban en riesgo de llevársela, siendo como somos grandes desconocedores del alcance real de esta pandemia. Uno de los dueños de la casa zanjó la conversación con un "los negros de Africa que corren desnudos todo el día, esos no tienen problemas, que con la de virus que hay, este no es nada. Mira tú el virus del Ébola, que vino de ahí".

Todavía recuerdo las pelis de Tarzán, esas en blanco y negro, en las que los batusi, o como se llamen, danzaban y alulaban en apoyo sonoro a las gestas tarzanescas. Y también a ciertos personajes del TBO (no soy tan vieja pese a estas referencias, que conste), con el Babalí de turno, tantas veces citado por mi padre y otros de su quinta para referirse al senegalés, camerunés, etc. que se sienta junto a ellos en el bus. Grandes estereotipos para sellar unos años grises de nuestra historia.

Pero parece que no, que no quedaron atrás. Estos estereotipos siguen, a tenor del lucido comentario. Y esto me enciende. No sólo porque estos comentarios tienen el típico tufillo racistapaternalistaaquívienetucolonizador, como estereotipos que forman parte del imaginario popular y con lo que no se es consciente de lo que se está diciendo. Dejémoslo en un racismo inconsciente, subliminal. Lo que me enciende es que a estas alturas de la película, todavía sigamos con estas tonterías del negrito correteando por la sabana en pelotilla picada y con la lanza en ristre. Son estereotipos que ya suenan a rancio, a ignorancia, a enclaustramiento en las cuatro paredes de uno, en no ver más allá del partido de fútbol de turno, o de las 625 líneas de la caja tonta. Y no me vale el argumento de que estaba a tomar por saco en un pueblo de 50 habitantes, porque quien hizo el comentario tenía más o menos mi edad, se conectaba a Internet, y no tenía pinta de paisano de más de 70 que cuida sus vacas tudancas. ¿Será comodidad? ¿Será dejadez? ¿Será vagancia? ¿Hasta cuando tendremos que seguir aguantando estos y otros estereotipos chorras, que ya no pegan con la realidad en que vivimos?

Cuánto trabajo queda por hacer...

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