Escenarios de Innovación

Esta semana hemos mantenido una reunión informal en Gobierno Vasco para hablar sobre innovación. La idea era presentarle lo que se está realizando en este ámbito por parte de una de las empresas del Grupo Empresarial en el que trabajo, como punto de partida para pensar en futuras acciones.

Actualmente, nuestra relación con el cliente se basa en el desarrollo y mantenimiento de una aplicación de gestión, de volumen importante y utilizada por un número importante de personas. Se trata de una herramienta a mi juicio útil, aunque ello no obsta aunque en ocasiones, se susciten problemas de adaptación y gestión del cambio, que es algo que parece que nunca termina.

Pues bien, en el curso de la reunión, el jefe de proyecto en el cliente sugirió, con la boca pequeña, que nuestro proyecto no es sólo informática.

Era una idea que quedó ahí, pero que creo sugiere muchas más cosas si leemos entre líneas (es fácil, porque sólo dijo una :-). Ya que en efecto, en muchas ocasiones los profesionales que nos desenvolvemos con más o menos gracia en el mundo de las nuevas tecnologías, enfocamos todo casi en exclusiva en un producto final, esto es, una solución informática o tecnológica. Y siendo como es este nuestro sector, resulta evidente que no puede ser de otra forma. Sin embargo, ¿hasta qué punto lo que hacemos es innovador? Y no me refiero con ello a que utilicemos tal o cual lenguaje, tal o cual tecnología, ya que no me cabe duda que, en lo posible, procuraremos estar a la última, por la cuenta que nos trae en el mercado. Cuando hablo aquí de innovación me refiero a la trastienda, a toda esa labor que se hace, previa y posterior a la disponibilidad del producto final, y que muchas veces no es todo lo novedosa que pudiera ser.

Bien es cierto que ser innovador en este terreno no es fácil, porque hay factores como el tiempo (todo es para ayer, parece que no hay tiempo para reflexionar, estudiar, debatir), o la disposición de los usuarios (virgencita, que me quede como esté), que no favorecen para nada a los espíritus innovadores que puedan andar sueltos. Pero, a pesar de todo, creo que podría ser interesante provocar un ejercicio en esta línea. A buen seguro al principio provocará la risa, incluso me atrevo a decir que la burla. Sería cuestión de sentarse a pensar, pero en el ámbito de nuestro proyecto ya hemos empezado con pequeñas cosas: acciones de visibilidad de lo que se hace en el backstage por nuestros programadores y analistas, el diseño de un logotipo atractivo, o el desarrollo de un conjunto de informes interesantes para los altos cargos del Departamento cliente.

Tal vez se podría dar un paso más hacia estrategias 2.0, no tanto centradas en la utilización como tal de la aplicación, sino en lo que ella tiene por detrás, esto es, todo el proceso de gestión administrativa de expedientes, para recoger necesidades, demandas, sugerencias, provocar la interacción y el encuentro entre funcionarios que muchas veces sólo se relacionan por teléfono, para proponer alternativas de relación con el ciudadano en forma de acuerdos, concursos, ayudas, programas en los que, como factor elemental, se exija un componente de innovación. No sé si así nuestro trabajo tendría una proyección más allá de la pantalla de los ordenadores de nuestros usuarios, pero sería más divertido...

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