Motivar para mejorar
En los últimos días vengo leyendo en varios blogs comentarios en torno a diferentes proyectos para una mejor utilización de la información en la administración, para una mayor participación de los funcionarios en los procesos de reorganización administrativa, para una interlocución más fluida entre administración y ciudadanos... Es como si ¡por fin!, alguien se hubiera dado cuenta que, más allá de las montañas de papel que en ocasiones inundan las mesas funcionariales (a veces sólo está el periódico, pero por suerte no suele ser lo habitual. Ahora tienen el formato digital. Es broma. Aunque no mentira. Vale, dejo este asunto escabroso); eso, que más allá del papel, la burocracia, los trámites, etc., etc., tenemos personas, algunas de las cuales generan valor, tienen ideas, y por qué no, estaría bien utilizarlas en beneficio de todos.
Y esto parece que ha salido a la luz porque la administración electrónica y lo que ella parece que va a traer consigo, sugiere una nueva forma de entender la organización y las relaciones interadministrativas. No me cabe duda. Pero, aun siendo esto así, queda todavía mucho camino por recorrer. Ya que, ¿realmente se difunden estas iniciativas más allá de los que están ya "sensibilizados"? Trabajando en contacto diario con funcionarios, tengo serias dudas que estos temas sean realmente conocidos por sus destinatarios finales, incluso que se sientan motivados para participar, lo que no excluye que puedan tener ideas,y además buenas. Pero ¿cómo expresarlas si falta la motivación más primitiva, la de querer contribuir y mejorar por el mero hecho de hacerlo, por el mero hecho de ser un ciudadano que quiere participar, sin esperar nada a cambio? No sé, alabo estas iniciativas y me parecen de gran interés, pero creo que falta una "fasemenosuno" por llamarla de alguna forma, que siente las bases para que tengan éxito. Y esa fasemenosuno debería estar orientada a recuperar el espíritu (como diría un buen amigo mío), a recuperar una pizca de idealismo, de ensoñación utópica, de ganas en suma de participar por el mero hecho de hacerlo. Los beneficios, no me cabe duda, vendrán después. Por proponer algo, se podrían montar grupos de trabajo para que exploten las ideas, por el mero hecho de hacerlo, por conocer al compañero de al lado (quién sabe si existirán puntos en común además del expediente tal o del partido cual). Puede ser una forma de ir entrando en materia, para después proponer estas iniciativas, y conseguir así la instalación de elementos tractores en las diferentes unidades administrativas que sean capaces de darles empuje y colaboren de esta forma en pos de su éxito. En alguno de mis clientes ya se han realizado iniciativas similares, por otros motivos, y los resultados han sido buenos. Lástima que no hayan tenido continuidad.
Y me llamaréis ilusa, pero es que creo que con esto de la crisis, estamos abocados inevitablemente a una nueva manera de ver las cosas. Y todo lo que de suyo conlleva la administración electrónica y el mundo 2.0 creo que puede contribuir de forma importante a entender de forma correcta esa nueva visión.
Y esto parece que ha salido a la luz porque la administración electrónica y lo que ella parece que va a traer consigo, sugiere una nueva forma de entender la organización y las relaciones interadministrativas. No me cabe duda. Pero, aun siendo esto así, queda todavía mucho camino por recorrer. Ya que, ¿realmente se difunden estas iniciativas más allá de los que están ya "sensibilizados"? Trabajando en contacto diario con funcionarios, tengo serias dudas que estos temas sean realmente conocidos por sus destinatarios finales, incluso que se sientan motivados para participar, lo que no excluye que puedan tener ideas,y además buenas. Pero ¿cómo expresarlas si falta la motivación más primitiva, la de querer contribuir y mejorar por el mero hecho de hacerlo, por el mero hecho de ser un ciudadano que quiere participar, sin esperar nada a cambio? No sé, alabo estas iniciativas y me parecen de gran interés, pero creo que falta una "fasemenosuno" por llamarla de alguna forma, que siente las bases para que tengan éxito. Y esa fasemenosuno debería estar orientada a recuperar el espíritu (como diría un buen amigo mío), a recuperar una pizca de idealismo, de ensoñación utópica, de ganas en suma de participar por el mero hecho de hacerlo. Los beneficios, no me cabe duda, vendrán después. Por proponer algo, se podrían montar grupos de trabajo para que exploten las ideas, por el mero hecho de hacerlo, por conocer al compañero de al lado (quién sabe si existirán puntos en común además del expediente tal o del partido cual). Puede ser una forma de ir entrando en materia, para después proponer estas iniciativas, y conseguir así la instalación de elementos tractores en las diferentes unidades administrativas que sean capaces de darles empuje y colaboren de esta forma en pos de su éxito. En alguno de mis clientes ya se han realizado iniciativas similares, por otros motivos, y los resultados han sido buenos. Lástima que no hayan tenido continuidad.
Y me llamaréis ilusa, pero es que creo que con esto de la crisis, estamos abocados inevitablemente a una nueva manera de ver las cosas. Y todo lo que de suyo conlleva la administración electrónica y el mundo 2.0 creo que puede contribuir de forma importante a entender de forma correcta esa nueva visión.
Comentarios
Y no digamos nada de la Administración de Justicia, donde aun funcionan a "pedal" y donde todavía tenemos Juzgados que usan "lexicon80" y registros civiles donde los funcionarios en vez de utilizar ofimática, usan su puño para escribir con su mejor caligrafía.
Sobre la Justicia y Registros Civiles, absolutamente de acuerdo. Lo he padecido en mis carnes con un absurdo burocrático que casi me deja sin libro de familia... Pero eso es otra historia :-)