Arrimar el hombro para llegar a buen puerto

No cabe duda que la administración electrónica está más cerca que lejos, con todo lo que ello implica. Sin perjuicio de las cuestiones técnicas ineludibles, quisiera hacer hincapié con este post en el cambio cultural y organizativo que supone en nuestro cuerpo de funcionarios y personal de la administración en general, acostumbrado, en su gran mayoría, a mover pilas y pilas de papel. Y es que, aunque muchas veces se quejen de esta ardua tarea (en mis carnes las padezco cuasi-diariamente), mantienen con ella una relación de amor-odio. Lo cual en vísperas de San Valentín puede tener su aquel, no había caído en ello. En fin.

La cuestión es que el tiempo pasa, la Ley 11/2007 está ahí, con sus plazos, y algunos los recuerdan de vez en cuando, se reúnen en torno a mesas con un número ingente de personas, y hablan y hablan de lo que se puede hacer. Total, que llegamos unos valientes y proponemos acciones concretas, con sus diagramas de flujo, sus representaciones, etc., etc. Al fin y al cabo, si disponemos de las herramientas, sólo queda ponerse manos a la obra y acondicionar al personal para que sea capaz de usarlas correctamente.

Y aquí es cuando topamos con la madre del cordero. Porque cuando de cambiar hábitos organizativos y laborales se trata, ay ay ay, eso sí que es difícil de tocar... Nos miran como las vacas al tren, y las respuestas son, casi siempre, negativas: "no lo verán mis ojos", o "¿voy a tener que hacer más trabajo". También suele ser habitual aquella de "eso no está en la descripción de mis funciones".

La resistencia al cambio es consustancial al género humano, y no exclusivo de la administración. Pero en el caso que nos ocupa, creo que es necesario que este sector de profesionales realice un pequeño esfuerzo y supere esta flaqueza humana, para ir más allá de lo que es su mesa de trabajo, sus papeles y su PC, y pensar un poco en el ciudadano, que es su cliente, y a cuyo favor (mientras no se demuestre lo contrario), parece que están pensadas las acciones de e-administración.

En este contexto todos tenemos un importante papel que desempeñar. Por un lado los funcionarios y personal de la administración, que deben adoptar una actitud proactiva ante este nuevo escenario. En este sentido, todos ellos deben poner de su parte, tanto aquellos que tienen una relación más directa con la ciudadanía, como aquella parte del cuerpo funcionarial que plantea y dirige estas acciones, para tener en cuenta todos los puntos de vista y proponer opciones realistas, tanto desde el punto de vista técnico y organizativo como desde la perspectiva de la "sensibilidad humana ante el cambio", si se me permite la expresión.

Y por otro lado, también es importante el papel de las empresas que de una u otra forma colaboramos en todo este proceso. Porque insisto, que no es sólo tecnología. Y de nada sirve una plataforma o varias excelentes en su definición técnica, si a nivel organizativo la sensación de desamparo es absoluta.

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