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Mostrando entradas de enero, 2013

The Artist

El otro día estuvimos viendo la película "The Artist". Se trata de una película original en el continente, que no en mi opinión en el contenido, ambientada en la transición del cine mudo al sonoro. Contado todo ello cual de película muda se tratara. El protagonista, George Valentin, es una estrella de Hollywood histriónica hasta el extremo, que caricaturiza con soltura las ensoñaciones de deidad de las que adolecían aquellos astros privados de voz. Pero hete aquí que irrumpe el sonido, y ante tal innovación la modernidad se impone, y arrastra al abismo a nuestro personaje. Entre tanto, una aspirante a actriz, llega en el momento oportuno, cae en gracia al personal y se convierte en una estrella del fulgurante firmamento sonoro. Coincide en este momento con Valentin, y de esta forma asistimos a la caída en picado del primero, y a la ascensión fulgurante de la segunda, quien no ceja en el interés de aupar a Valentin para hacerle ver que puede tener un hueco en toda esa revo

eCivis

Me complace escribir este post, me complace poder compartir con vosotros la puesta en marcha de la asociación para la promoción de la administración electrónica, eCivis . Una iniciativa ciudadana, sin ánimo de lucro, que quiere contribuir con el conocimiento de sus integrantes a un uso efectivo del escaparate de servicios públicos electrónicos que cada vez más ofrecen nuestros ayuntamientos. En estos tiempos de tamaña mezquindad en la política y de descrédito absoluto de las instituciones y de la democracia, creo que es hora de que la ciudadanía se ponga las pilas y tome cartas en la asunto. Y salir a la calle a protestar está bien, hacer chistes cargados de cinismo en las redes sociales, también. Pero hay que hacer más. Vaya por delante que eCivis no se ha gestado con un propósito revolucionario, no es su objetivo. Al menos no desde la conceptualización agresiva que se puede atribuir a este término. eCivis nace para participar y colaborar con nuestras entidades locales, para conse

El arte del buen reunirse

Esta semana he tenido una reunión de trabajo. La verdad es que esta dinámica viene siendo habitual en mi profesión, como forma de encontrarnos con el cliente y tender puentes de colaboración y solución a necesidades. No voy a entrar en este post en el contenido de la reunión, no viene al caso. Me gustaría exponer una reflexión que me surgió durante el desarrollo de la misma, en lo que se refiere a cómo nos comportamos en reuniones de trabajo, o en general, en cualquier otro tipo de reunión. Porque de un tiempo a esta parte vengo observando que más que un intento de aunar fuerzas para acercar posiciones y llegar a acuerdos, parece que son un tira y afloja por demostrar quién es el mejor, el más fuerte, el más listo, o el más que queramos en ese momento. Parto de la premisa de que por mucho acuerdo que busquemos, solemos acudir con opiniones discrepantes, o al menos con intereses y necesidades no coincidentes. No tiene por qué ser lo contrario y además pienso que es bueno que así sea,

Resucitar las conciencias

Como suele ser habitual, hoy nos hemos enfrascado durante unos minutos en la tradicional conversación de cómo arreglar el mundo, típica de las reuniones familiares. Todo ha surgido a raíz de la noticia del "fichaje" de Rato en Telefónica, de cómo los bancos se han convertido en charcuterías, y, en fin, de la manida cosa de la crisis y la corrupción y el mamoneo, permítaseme tan basta expresión, como cuestiones colaterales estrechamente ligadas, al menos en la piel de toro. Resulta típico en este país esto de poner a parir al prójimo en reuniones más o menos íntimas, o también en la barra de un bar. Anda que no hemos arreglado el mundo en comidas de empresa, cenas navideñas, quedadas de copas y demás actividades de confraternización social, muy habituales entre nosotros. Es muy cómodo, ciertamente, recitar en público todo cuanto leemos en periódicos, blogs y redes sociales, para expresar nuestro hartazgo ante esta situación insostenible (y me pongo la primera de la fila en